top of page

El primer amor de mis amores

  • amordemisamores
  • 17 sept 2014
  • 3 Min. de lectura

Todos tenemos un primer amor. Es más, creo que TODOS los amores tienen algo de "primer".

El primer amor que me engañó, el primer amor que me dejó, el primer amor que me conquistó, el primer amor que me volvió loca, el primer amor con el que hice el amor...

Pero este amor, fue mi primer amor. El amor más puro, más natural, más desinteresado... No conocía de clases sociales, de religión, de futuros, de dinero, de trabajos, ni responsabilidades.

Desde hace muchos años, mi familia tiene una casa en el lago. Hemos ido, desde que tengo memoria. Y desde muy pequeña iba a la casa del guardián a visitar. ( A esa edad mis intenciones eran visitar a los pollitos y tortuguitas que no podía tener en mi casa.)

El guardián, un hombre trabajador y siempre leal a mi abuelo, tenía muchos hijos. Todos un poco más morenos que yo, de recibir sol todo el día. ( A ellos nos los dejaban como fantasmas de tanto bloqueador solar, como a mi.) Y entre ellos, me hice amiga del hijo más cercano a mi edad. Un niño risueño, con ojos pícaros y risa de trompeta. (La risa nunca cambió). Para mí, el amigo más guapo que había visto en mi vida. Nunca sabré si fue el mágico entorno del lago, la libertad que se respiraba, el verlo nadar todo el día tratando de pescar por diversión, pero había algo en él que me atraía. A éste amor, lo llamaremos el pescador.

El pescador me cuidó cuando di mis primeros pasos, me llevaba a ver a los pollitos salir del cascarón, sabía que eral algo fascinante para mí. Se trepaba las palmeras, con la habilidad de un mono, para bajar todos los cocos que quisiera. Incluso nadó en aguas que ni siquiera mencionaré lo que tenían, para buscar una diadema espantosa de plástico (para mi era una tiara), que me había regalado mi papá.

Esto lo hizo porque me caí de un muelle de la aldea, hecho de madera destruída. El muelle pasaba por encima de la reposadera del pueblo. Y al caer, pues casi me ahogo (y eso que me creía sirena) (Aún lo hago.)

Caí en una fosa, en dónde consumí aproximadamente 5 litros de agua con todas las bacterias que hasta la fecha no quiero, ni puedo imaginar. Y cuando me rescataron lo único que pedí, fue mi diadema.

Esa tarde, mientras mi familia me daba todo el aceite de oliva que podían encontrar (laxante y purgativo de todos los bichos que nadaban libremente en mi estómago). Y yo lloraba desconsolada, del susto, de la tristeza y del empacho de aceite. El pescador, buceaba sin descansar, hasta que encontrar mi preciado tesoro que tanto lloré. Lo llevó a la casa y jamás olvidaré su cara. Era una expresión entre miedo de perderme y paz de saber que estaba bien. Me la entregó, y la recibí sin decir palabra alguna. (No lo he mencionado, el pescador y yo, hablábamos con la mirada).

A partir de ese día, todo cambió, nos alejamos, "crecimos"... El pescador ya era un poco más tímido, y yo, pues también. Aún recuerdo su mirada, cada vez que pasaba enfrente de la casa. Una mirada tan especial y tan profunda. (Tampoco lo he mencionado, el pescador y yo, sonreíamos con la mirada). Y así fuimos cómplices, tan cómplices como pueden ser dos niños que se gustaban, que se querían, que crecieron juntos y que nunca entendieron que ese amor tan grande, jamás iba a ser....

ninos-en-la-playa,-un-abrazo-amistoso,-mar-153200.jpg

Sin embargo, la vida continuó... Mi diadema se rompió a las horas de ser encontrada, y al pescador, todavía lo veo. Hablamos, nos preocupamos el uno del otro, me ha invitado a alguna que otra cerveza, y sé que cada vez que llegue a la casa del lago, si está él, está mi infancia. Y en ella, el primer amor de mis amores...

El pescador es tres años mayor que yo y su vida, pues siguió un rumbo muy diferente al mío. Sigue siendo un hombre honesto, trabajador y sigue pescando, ahora para pagar sus cuentas. Está divorciado, tiene 2 hijos hermosos y educados, como él.

Cuando llego y lo veo, sigo viendo esa complicidad en sus ojos que me recuerda lo fácil que puede ser la vida, si la vivimos sin pensar... (No lo he mencionado, el pescador y yo, aún somos cómplices con la mirada).

Kaoma, hizo una de las mejores canciones de la historia, La Lambada. De niña, creía que la podía bailar tan bien, como la rubia del video. Y siempre me recordará a la casa del lago y a mi pescador...

 
 
 

Comentarios


RECENT POSTS: 

SEARCH BY TAGS: 

© 2014  Blog Amor de mis Amores 

bottom of page