¿Realmente es tan descabellado?

El día de hoy, no escribo desde esa parte dónde nace el amor, la ilusión y todo lo que mueve este pequeñuelo blog. Escribo desde la incertidumbre, la confusión, las dudas y desde ese lugar en dónde guardamos todo lo que no podemos explicarnos o simplemente no queremos respondernos...

Tengo el honor, la dicha, el privilegio y la bendición, de rodearme de mujeres hermosas, capaces, inteligentes, guapas, diferentes, románticas y plenas. Amigas que admiran, que inspiran, que aman, que sonríen y divierten. Y la mayoría con algo en común: la confusión. Esa pregunta tan estúpida, con respecto al amor, que nos empieza a perseguir y nos hace dudar incluso de nosotras mismas :

¿Seré yo el problema?

Y obviamenteeeeee la respuesta es NOOOOO. A ninguna de las preguntas que podrían llegar a hacerse ( y que yo me repito muchas veces)

- ¿No soy lo suficientemente alta, delgada, baja, llenita?

- ¿No soy lo suficientemente divertida, fiestera, tranquila, trabajadora?

- ¿No soy lo suficiente religiosa, liberal, idealista?

- ¿No soy lo suficiente difícil, realista, regalada, detallista, entregada?

- ¿No soy lo suficiente queeeee?

¡Somos más que suficientes! Realmente es complejo interpretar el comportamiento de los hombres hoy en día. Discutíamos con una amiguísima que realmente la tienen tan fácil, nos hemos vuelto tan directos, tan relajados, tan conformistas...

Y luego llegó LA pregunta: ¿Pero tú qué es lo que quieres?

Pensé en una respuesta fácil, directa y sin complicaciones.

"QUIERO ALGUIEN QUE ME MEREZCA Y QUE YO MEREZCA"

Su respuesta me dejó pensando y me hizo escribir el post de hoy. ¿Realmente es tan descabellado lo que pedimos?

Y REALMENTE NO ES DESCABELLADO LO QUE PEDIMOS. En lo absoluto, ni siquiera debería de haber lugar para poner algo tan simple, en tela de duda. No dudes, no presiones, no tengas prisa, solo sé tú y brilla. Algún día brillarás al lado de alguien que te merezca y que al ver a esta persona entiendas que la espera y el no dudar, habrá merecido toda la pena.

"Brillas" de León Larregui

(La canción vale tanto la pena, como la espera.)